En primer lugar,
quiero aclarar que no soy un corredor experimentado, no gano carreras, no soy
entrenador, no soy un gurú [ni pretendo serlo] y no quiero enseñar nada a nadie,
con este post simplemente quiero contar mi experiencia de cómo he pasado de ser
un corredor esporádico a ser un corredor habitual, constante y sobre
todo motivado.
Como ya dije en el primer post, yo ERA un corredor esporádico, me daba por entrenar, paraba unos días, perdía la motivación y lo dejaba. Cualquier escusa era buena para no calzarme las zapatillas,
que si hace frío, que si hace calor, que si hay un partido en la tele, que si
me duele la garganta, que si estoy cansado del trabajo, como decía mi abuelo “escusas
de mal pagador”.
Tenía que arreglar eso, no podía estar siempre viendo la
gente correr y pensando “mira yo igual podría ir con ese”, también empezaba
a ser un tema de estética y salud, colesterol, algún que otro michelín,
falta de forma física etc… Necesitaba motivación, algo que me obligase a
levantarme del sofá y salir a correr pero ¿cómo conseguirla?
A través de un primo quedé
un domingo para salir rodar con un grupo
de corredores y bueno, no puedo decir que fuera una jornada gloriosa, volví
a casa apaleado después de abandonar a los 35 minutos pero esa
salida me proporcionó un objetivo motivante y una meta, en un par de meses quería poder acabar
la salida con el grupo. Los
objetivos, desde mi punto de vista, no tienen por qué ser hacer una carrera o rebajar
un tiempo en una distancia, estos pueden ser perder cinco kilos, correr 40
minutos sin parar, dejar atrás al vecino con el salgo a correr, subir a una
montaña sin pararse etc… eso sí, deben ser objetivos realistas y asumibles, con esfuerzo pero que se puedan conseguir; si el objetivo es
demasiado complicado o irreal se pierde la ilusión ya que nunca podremos alcanzarlo.
Desde entonces empecé a correr cuatro o cinco días por semana, incluso cuando me casé y fui de Luna de Miel, metí las zapatillas en la maleta procurando encontrar un hueco para poder entrenar, de hecho de quince días salí diez u once; tengo la suerte de que mi mujer M es altamente comprensible y tolerante, siempre me ha apoyado y animado)
Al cabo de un par de meses ya era capaz de correr con el
grupo durante 1:15h y podía llegar a picarme con ellos cuando el ritmo
aumentaba, “Objetivo cumplido” tocaba lo más complicado, mantenerse y ser
constante. Necesitaba un poco más de
motivación así que me apunté a un par de carreras sin entrenar específicamente, me quedé con ganas de más. Hablé con
mi amigo T, él me prepararía un plan semanal para hacer una prueba de 12 km, teníamos
tres meses por delante. Tener un Plan de Entreno, fue el punto de motivación extra que faltaba
para convertirme en un adicto al running, dejé de sentirme como un pollo sin
cabeza y empecé a entrenar con una rutina y con un sentido, ya no era “¿qué hago hoy?”
era “¿qué me toca hoy?”, además pensar que un amigo se preocupaba por mí y perdía algo de su tiempo en prepararme unos
entrenos, me proporcionaba un extra de
voluntad para esforzarme los días en los que no me apetecía salir a quemar zapatillas.
Casi sin darme cuenta llevaba cinco meses corriendo de
manera constante, había introducido el running en mi vida, ya no hay escusas,
correr con ciertas molestias, con frío, lluvia, calor, cansado etc... era (y es)
totalmente tolerable e incluso gratificante si se puede mantener alta la motivación y sobre todo sentirse feliz y recompensado haciéndolo.
Hoy es el “Día de San Patricio o 'le Pádraig”, toca vestirse de verde, buscar un pub Irlandés y tomarse una buena pinta de cerveza negra.
Esa fue la tradición del Día de San Patricio durante los años que viví en Madrid, ahora por aquí es complicado – por no decir imposible – encontrar un pub irlandés que pongan una “guinness” como Dios manda, esta cerveza depende mucho de cómo este servida y requiere una buena dosis de habilidad, paciencia, amor, cariño… y por supuesto Folk Irlandés para amenizarlo todo…
Como se diría en gaélico: Ceoil agus craic
(Canta y diviértete!!)
Esa fue la tradición del Día de San Patricio durante los años que viví en Madrid, ahora por aquí es complicado – por no decir imposible – encontrar un pub irlandés que pongan una “guinness” como Dios manda, esta cerveza depende mucho de cómo este servida y requiere una buena dosis de habilidad, paciencia, amor, cariño… y por supuesto Folk Irlandés para amenizarlo todo…
Como se diría en gaélico: Ceoil agus craic
(Canta y diviértete!!)